A 35 años de la tragedia ocurrida en Chernóbil, este accidente continúa sonando por la magnitud de daños colaterales que ocasionó un deterioro en el medio ambiente que perdura hasta el día de hoy.
Cerca de las 13:23 horas, el reactor número 4 de la central nuclear soviética Vladimir Ilich Lenin, explotó durante una prueba de corte eléctrico. Esta planta está ubicada al norte de Ucrania, la cual en ese entonces pertenecía a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Debido a las grandes cantidades de materiales radiactivos que formaron una nube tóxica, el 27 de abril de 1986 se ordenó la evacuación de emergencia de 116 mil personas de la URSS, y se emitió una alerta de radioactividad en 13 países de Europa central y oriental.
La planta tuvo que ser aislada en un radio de 30 kilómetros gracias a la alta cantidad de dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio, aleaciones de circonio y grafito expulsados al medio ambiente.
El día de la explosión, dos empleados de la planta murieron y otros 29 fallecieron durante los siguientes tres meses, mientras que las más de 600 mil personas que vivían alrededor del lugar recibieron el título de “liquidadores”, ya que fueron expuestos a altos índices de radioactividad.
Hasta el día de hoy, no existen investigaciones concluyentes sobre la incidencia real de la mortalidad de población que causó este accidente ocurrido en 1986.